Después de la incertidumbre de la crisis, los empleados redefinen sus prioridades y modifican sus actitudes para vivir mejor. David Thompson, fundador de la firma consultora para el desarrollo de personas y organizaciones Beyond the Dots, explica en un artículo que las reglas del trabajo están cambiando y que las empresas y sus directivos tienen la opción de adaptarse a los nuevos tiempos.
Después de la crisis económica se han conocido numerosos estudios que han revelado diversos datos sobre la situación laboral, desde que se está presentando una guerra de talento o que las empresas no son conscientes del número real de trabajadores que planean renunciar durante 2010, hasta que los directivos cometieron errores fatales en sus reacciones a la crisis y perdieron mucho más que dinero: perdieron a sus mejores empleados debido a que no les demostraron lo valiosos que eran para la organización. Dejaron ir el talento, algo fundamental para cualquier negocio.
A propósito de este tema, Management Issues publica un artículo de David Thompson, fundador de la firma consultora para el desarrollo de personas y organizaciones Beyond the Dots, en el que el autor asegura que las reglas del trabajo han cambiado radicalmente y que está en las organizaciones y sus directivos el cambiar con ellas o no.
Como introducción, Thompson habla de ese ideal con el que sueñan la mayoría de las personas durante su niñez, de esa profesión en la que quisieran desempeñarse toda la vida, pero que muy pocos logran alcanzar debido a los problemas y las necesidades a las que se enfrentan en la realidad como tener que vivir de algo, sostener una familia, pagar las cuentas, etc.
El autor menciona que no tiene nada de malo trabajar en algo para suplir las necesidades y que es precisamente ahí en donde los líderes y los directivos tienen que entrar a jugar un papel fundamental motivando y fomentando el compromiso de los empleados con una organización. Él subraya que el trillado lema según el cual “las personas son los bienes más valiosos de una compañía” es aplicado por muy pocos y que esto se hizo aún más evidente durante la pasada crisis económica.
En busca de una vida mejor
Para nadie es un secreto que las reacciones de miles de empresarios alrededor del mundo a la crisis económica fueron, en un gran número de casos, erradas. El miedo a perder más de lo tolerable y a no sobrevivir como organizaciones los llevó a recortar al máximo todo aquello que les representara costos de los que podían prescindir, empezando por los empleados. Esta situación llevó a que millones de trabajadores en el mundo perdieran sus puestos y que otros más sufrieran por la incertidumbre durante períodos que se hicieron eternos.
De ahí las afirmaciones de Thompson acerca de que los empleados se sintieron subvalorados y empezaron a repensar su situación. Ahora que la recuperación parece haber llegado a muchos rincones del planeta, estos mismos trabajadores que hace unos meses se esforzaban resignados para no perder sus empleos, hoy levantan la cabeza para redefinir sus prioridades y sus lealtades, y para buscar nuevas oportunidades que les ofrezcan una vida mejor y que los hagan felices.
Algunos van tras los sueños que algún día abandonaron, otros analizan mejor qué tan importante es el trabajo en sus vidas, otros cambian de carrera, otros dejan excelentes puestos de trabajo y otros más deciden marcharse adonde alguien que sí valore su esfuerzo. El autor afirma que no se trata de una situación que deba sorprendernos y que el trabajo ahora está en las manos de los empleados.
Según explica, “Para directivos y líderes, esto presenta un reto frente a todo lo que hemos llegado a comprender acerca de esos que trabajan para nosotros. Entonces, ¿lo hemos echado todo a perder? ¿Hemos llevado a nuestra gente al punto de haber tirado a un lado el manual de reglas, reevaluado lo que el trabajo realmente hace por ellos, y reacomodado totalmente el trabajo en sus vidas, al punto de que este ya no sea su prioridad?”
Su respuesta es afirmativa. Pero, al mismo tiempo, él explica que no todo está perdido, sino que se trata de la oportunidad de entrar en un nuevo mundo lleno de retos, sobre todo para los directivos y los líderes de los negocios.
Un nuevo mundo
El poner a las personas por encima de todo lo demás es la esencia de ese nuevo mundo que plantea Thompson. Algo que debió haber sucedido desde hace mucho tiempo. En sus palabras: “Este nuevo mundo nos pedirá que hagamos algo que muchos de nosotros no hemos hecho en un largo tiempo, si es que acaso lo hemos hecho: poner a nuestra gente primero. Pensar, pensar realmente, en ellos –como personas, como individuos, como madres y padres, como personas con sueños. Sueños que no tienen que ver con hojas de cálculo”.
Se trata de la humanización de las organizaciones y de sus negocios, una tendencia que venía presentándose lentamente y que algunos visionarios y valiosos líderes empezaron a implementar por iniciativa propia, creyendo firmemente en las bondades de proporcionar excelentes condiciones de trabajo a los empleados, de demostrarles lo valiosos que son y de motivarlos a trabajar y a estar comprometidos con lo que hacen.
Se trata de un elemento fundamental dentro de cualquier equipo de trabajo compuesto por seres humanos. Cada persona tiene una vida por fuera de la oficina y ningún jefe puede desconocer este hecho si no quiere que se convierta en algo negativo para su negocio.
Thompson explica que “Si hacemos que el trabajo de verdad funcione para nuestra gente –permitiendo que el trabajo que realizan para nosotros represente contribuciones reales a la vida que ellos están creando por fuera de la oficina-, entonces ellos se quedarán y darán lo mejor de sí mismos. Si escogemos no hacer eso –y es una opción-, ellos no harán ninguna de esas cosas.”
Sin duda, la conclusión es que o las empresas empiezan a pensar más en el bienestar de sus empleados, a tenerlos más en cuenta en el momento de tomar decisiones que los involucren y a implementar estrategias que los beneficien, o serán los negocios los que se convertirán en los mayores perdedores en medio de la recuperación económica y en el futuro.
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