Cuando surge un emprendimiento, nadie puede saber si funcionará o no. Pero la nueva red social Diaspora, que promete estar online desde el 15 de septiembre, merecería triunfar. Siempre y cuando, claro, haga honor a su slogan: “the privacy aware, personally controlled, do-it-all, open source social network”. Lo que traducido es algo así como: “la red social consciente de la privacidad, personalmente controlada, hazlo tú mismo, open source”.
Si uno dice la palabra “Diáspora”, evidentemente debe referirse a un punto de partida. En el caso de esta nueva red social desarrollada por tres jóvenes informáticos y un matemático de New York, no hay que pensar mucho que han de referirse a Facebook.
¿Y por qué alguien querría exiliarse de Facebook? Como en todo exilio, porque se trata de un lugar muy querido, pero que nos ha comenzado a hacer la vida un poco difícil. Es cierto que nos permite estar en agradable contacto con amigos y conocidos. Pero también lo es que basa su modelo de negocios, precisamente, en vender a terceros la información tan laboriosa y voluntariamente acumulada por uno en sus servidores. Lo cual no es muy simpático desde el punto de vista de la privacidad.
Además, ¿ha leído los términos del contrato de usuario de Facebook? ¿Sabía que se reserva la propiedad del material compartido? Por supuesto, seguramente la red creada por Mark Zuckerberg no se molestará en tratar de explotar económicamente su supuesta propiedad sobre las fotos de mis gatos que yo pude haber subido a su sitio. Pero igualmente, por principio, es molesto. Según se anunció, en Diaspora los datos estarán donde uno pueda verlos, donde uno quiera que estén, y no dónde le parezca oportuno a una empresa que, a cambio de dejarme publicarlos, se los apropia.
Sin duda, mucha gente se sintió entusiasmada por la aparición de una alternativa. Por eso, Daniel Grippi, Maxwell Salzberg, Raphael Sofaer e Ilya Zhitomirskiy –creadores de Diaspora-, quienes se conformaban con juntar 10 mil dólares para poder lanzarla, han logrado reunir 200 mil. Por cierto, Zuckenberg declaró que él también hizo una donación, no se sabe si fue por ezquizofrenia, por espíritu deportivo o por su fino sentido del humor.
Como no podía ser de otro modo, el código fuente de Diaspora será distribuido como Software Libre. Y, en lugar de un servidor central como el que tiene Facebook, usará varios servidores personales en los que será más fácil controlar la información compartida. Como sucede en proyectos como OpenId, si uno sabe programar y lo desea, podrá crear su propio servidor y unirse a la red. Desde el punto de vista del simple usuario, implica que habrá diversos proveedores para elegir, no uno solo. Y, según prometen, tendrá conectividad directa con Twitter, Flickr y eventualmente otras redes sociales populares.
Por otra parte, por ser código libre, es de suponer que las inevitables vulnerabilidades de seguridad puedan ser solucionadas por la comunidad en forma rápida, ágil y transparente, sin necesidad de esperar a que un amo central tenga tiempo y voluntad de hacerlo. Además, la comunicación entre perfiles en Diaspora se realizará bajo la protección de GPG, una implementación libre del algoritmo de seguridad PGP. Esto garantiza que la información sólo será vista por quien realmente nos interese que sea vista. Lo cual teóricamente sucede en Facebook, pero en los hechos esta red social permite que los buscadores indexen aún los perfiles seteados con la máxima configuración de privacidad.
En fin, quizá sea demasiado bueno para ser verdad, quizá igual todos sigamos usando Facebook por la fuerza de la costumbre o porque inconscientemente pensemos que “la resistencia es inútil”, pero la existencia misma de una alternativa de estas características denuncia que algo no está realmente bien con Facebook y que, o bien cambia, o bien se expone a perder lo ganado hasta ahora en manos de alguien que respete un poco más la privacidad y la libertad de los usuarios.
Para saber más, puede visitar el sitio de Diaspora en Kickstarter
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