viernes, 11 de marzo de 2011

Las tres muertes de Steve Jobs

Recorriendo la web, llegue a un discurso dado por Steve Jobs en la Universidad de Standford frente a un auditorio que vivía el momento más especial de sus vidas: se estaban por graduar. Steve estaba ahí con el propósito de entusiasmar a una nueva generación. De ser un viento de cambio para las nuevas olas. Steve habló con el corazón y de pronto la metafísica, el futuro, la muerte y la esperanza se dieron cita y entraban y salían mientras Jobs hablaba…

Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía: "Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón". Me marcó, y desde entonces, cada mañana miró en el espejo y me pregunto: "Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?" Y si la respuesta era "No" durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo. Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón.

Hace un tiempo me diagnosticaron cáncer. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable y que mi esperanza de vida sería de tres a seis meses. Me aconsejaron que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, forma médica de decir: prepárate a morir. Significa intentar decirles a tus hijos en unos pocos meses lo que ibas a decirles en diez años. Significa asegurarte que todo queda organizado para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.

Viví todo un día con ese diagnóstico. Luego, me hicieron una biopsia. Yo estaba sedado, pero mi esposa, me dijo que cuando el médico vio las células al microscopio comenzó a llorar porque resultó ser una forma muy rara de cáncer pancreático que se puede curar con cirugía. Me operaron, y ahora estoy bien.

Habiendo vivido esto, ahora puedo afirmar con más certeza que la muerte era un concepto útil, pero puramente intelectual: Nadie quiere morir. Pero la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo.

No fue esa la única muerte de la que escapó Steve Jobs. Hubo otro momento en el estuvo fuera de la industria. Apple, la compañía que él fundara, lo despidió:

"Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria. Lo que había sido el centro de toda mi vida se había ido y fue devastador. No supe qué hacer durante algunos meses. Pero algo comenzó a abrirse paso en mí: aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Decidí comenzar de nuevo. No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado. Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida. Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convertiría en mi esposa. Pixar llegó a crear el primer largometraje digital, Toy Story, y es ahora el estudio de animación más exitoso del mundo. En un notable giro de los acontecimientos, Apple compró NeXT, yo regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT es el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia".

La tercera muerte de Jobs se vincula con los sueños, cuando una etapa se cierra definitivamente:

"Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog, una de las biblias de mi generación. La creó Stewart Brand y le agregó su toque poético. Era como un Google con tapas de cartulina, era idealista, y rebosaba de herramientas claras y grandes conceptos. Sacaron varios números hasta que, a mediados de los 70, sacaron el último. En la contraportada había una fotografía de una ruta a primera hora de la mañana, la clase de ruta en la que podrías encontrarte si eres aventurero. Bajo ella estaban las palabras: "Sigue hambriento. Sigue alocado". Era su mensaje de despedida. Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, que se gradúan para comenzar de nuevo, se los deseo a ustedes: “Sigan hambrientos. Sigan alocados”.

Y con esa frase Jobs cerró su discurso. Es curioso que en la actualidad las corporaciones de IT buscan que sus marcas se despeguen de sus fundadores: quieren sintetizarse en dos o tres siglas. Pero el regreso de Steve le dio a Apple no sólo nuevas esperanzas, sino también nuevos horizontes como el iPOD y el iPhone. Ahora queda claro que el hombre supo de la muerte para lograr el milagro: revivir. Hoy la manzana disfruta de Steve y se enorgullece de él. Hoy el nombre de la marca Apple se llama Steve.

Ahora Steve Jobs está enfermo de nuevo. No se sabe si se trata de algo grave o no. Pero pronto los mercados acusaron el nerviosismo. Y es así que leí en un blog de la revista Fortune la opinión de un lector: “Los mercados están nerviosos. Ello es porque solo se dedican a invertir o no invertir de acuerdo a las noticias, son apuestas, como las del casino, por ganar dinero, no construyen nada. En cambio, Steve Jobs es otra cosa. Es un hacedor. Alguien que de la nada hizo algo. Y eso sí que es un ejemplo”.

Y es que para comunicarse –algo tan esencial en la vida como en los negocios- no hay solo que saber escribir o hablar. Se debe saber escuchar. A tu corazón. Y al del otro. Escuchemos a Steve Jobs.

Ahora es su turno. ¿Qué sensaciones le produjo este post? Puede escribir con la cabeza, o mejor, puede dejarse llevar, y escribir con el corazón.

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